Bueno, bueno, bueno... por donde empezar. El sábado pasado encontramos la casa perfecta. No había dicho nada por no gafarlo (y porque casi no hemos parado de un lado para otro y no he tenido tiempo casi ni de leer mi e-mail) pero parece que las cosas se complican solas así que os lo voy a contar ya, que hay mucha demanda familiar. La misma noche que vimos el apagtemont (que cumplía todos nuestros requisitos e incluso los superaba) llamamos para confirmar que nos lo quedábamos. Nos citaron a las 9 de la mñn del día siguiente (domingo) (no estoy de coña, los belgas son así) pero "por suerte" nos volvieron a llamar y lo aplazaron al miércoles por la tarde.
Cuando le mercredi llegamos dispuestos a firmar resultó que: a) estaban enseñando el piso a otra gente; b) la dueña había contratado a un tal Jerome, agente inmobiliario jovencillo que iba de listo y simpatiquillo (para matarlo); y c)nos habían cambiado las condiciones. Encima no tenían preparado el contrato y quedaron en mandárnoslo el viernes siguiente. Cuando nos llegó la carta de Jerome (al que de ahora en adelante me referiré como "el capullín"), resultó que nos había mandado un precontrato en el que, entre otras cosas indignantes, ponía que NOSOTROS le tendríamos que pagar la mitad de sus honorarios (es decir, 80 eurazos). Le llamamos y le rellamamos para concertar la fecha del combate pero el capullín no lo cogía así que llamamos a Chantale, la dueña de la casa. Ella nos dijo que el capullín le había dicho que no creía que pudiésemos pagar la casa. Finalmente, tras mucho insistir conseguimos hablar con Jerome, que no se cortó en decirnos lo que pensaba. María está en pie de guerra. Incluso en un momento de paranoia se metió en una página de agentes inmobiliarios belgas para ver si el tío estaba colegiado (que, por cierto, lo estaba).
Hemos quedado el próximo miércoles pero no sabemos que pasará. Es una pena por que la casa estaba guay. Por otro lado hemos conseguido algunos muebles, que nos regala Toni, un chico catalán que vuelve a su patria: un colchón, un sofa-cama, un armario, una mesa de comedor y cuatro sillas. A eso hay que unirle lo que ya poseemos tras meses de compra y recolección (véase: un armario, una mesita cuadrada, una mesa para el ordenador CON ordenador, una silla esquinera, un perchero, un revistero y un puf reconvertido en silla). Yo por mi parte añado al lote varios libros (entre pitos y flautas tengo ya casi 20 y eso que me vine con dos) y bibelots (quien no sepa lo que es esta palabra, que curiosamente se dice igual en francés, que lo busque en el diccionario, que para eso tengo un link).
Creo que es todo por hoy. Quizás mañana (o un poco más tarde esta noche, porque me he quedado sólo en casa) (es que estoy un poco malito de la garganta y he preferido no salir) escribo un poquiño mas.
Para los amantes de los datos inutiles
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