Para los amantes de los datos inutiles

domingo, 17 de septiembre de 2006

Fin de semana movidito

Este viernes hablamos con Mohammed, nuestro amado casero, sobre la posibilidad de que no encontrásemos a nadie para la casa antes de irnos. Nos dijo que en principio su padre (ya que el piso no es de Moja, sino de su papi, Monsieur Rekiek) se quedaría la mitad de la fianza, 600 €, pero que él iba a intentar que nos perdonara 300 €. De todas formas nos avisó de que esa misma tarde pasaría un posible locataire que contaba con su aprobación, no como los que le enviamos nosotros, que estaban en el paro. El susodicho, un marsellés, tenía que llegar a las 5 de la tarde para ver el apartamento pero llamó al telefonillo a las 3 y media, pillándome con la casa hecha un cristo. Por suerte pareció no importarle mucho, ya que al cabo de un par de horas volvió a hacer un par de fotos más (el chico era muy organizado).

Esa noche quedamos con Lieven, que estaba de visita en Bruselas, con su novia canadiense Catleen y su amiga Robin. Hablando con las canadienses resultó que conocían a un amigo mio, Gonzalo Manera, ya que habían ido con él y su ex-novia en un road trip a Suecia. ¡Qué pequeño es el mundo!

Mientras cenábamos en La Fin du Siècle nos llamó el Moja y nos comunicó que finalmente el francés se quedaba con la casa y que al día siguiente iban a firmar el contrato. Contentos y más tranquilos, seguimos la noche en otro bar. No fue una noche muy larga ya que al día siguiente teníamos planeado participar en una brocante que se celebraba en nuestra misma calle.

Pese a irnos a la cama relativamente pronto y los infructuosos intentos de madrugar, nos terminó despertando Jose Miguel, al que habíamos pedido que nos ayudase en el mercadeo (más bien en el transporte de muebles). A eso de las 11 ya estábamos instalados en nuestro lugar del mercadillo, viendo pasar a compradores en potencia. La mayoría de los puestos vendían chorraditas y había algunos que eran vendedores profesionales, que tenían de toooodoooo. Mucho me costó no irme del puesto y pasarme al bando de los clientes.

Había hecho una lista de todo lo vendible que teníamos y habíamos asignados precios a todos los artículos. En primer plano, la mesa mágica. ¡Qué ganas de hacer otra brocante!Quizás eran precios un poco optimistas, pero ya se sabe que estos mercadillos son carne de regateo. A lo largo del día vendimos prácticamente todo, incluyendo un aspirador sin la cosa que remata el tubo, nuestra amada silla esquinera (snif, snif) y un libro que me había encontrado. La venta estrella del día fue nuestra querida mesa de centro, que yo me había encontrado meses antes en la misma calle donde se celebraba la brocante. Su precio de salida era de 20 iurops, pero cuando un belga me preguntó por su precio tuve la genial idea de responderle ese que tantas veces oí y tantas veces me desesperó: ¿Cuánto ofreces? Y el tío me ofreció 25 €. Todo beneficio. ¡Viva y bravo!

A eso de las 6:30 dimos por finalizada la venta y metimos nuestras mermadas pertenencias en el coche. Esta vez sólo nos hizo falta hacer un viaje. Sin vender quedaron nuestro sofá individual, cuatro sillas de madera, dos lamparitas de mesilla, una pantalla del ordenador, un perchero de metal para colgar, dos mantitas de forro polar y una alfombra roja de Ikea. [Para intentar vender todo eso y algunas cosas más que no llevamos al mercadillo, he montado otra blog y he puesto un anuncio en xpats.com y me congratula comunicaros que nuestras sobras se venden como churros].

Y para ir terminando, que me enrollo más que las persianas, os comentaré de pasada que, tras la brocante, Jose Miguel, María y yo fuimos a ver a B. B. King. Cuando llegamos a las inmediaciones de le Forest National, donde se celebraba el concierto, no había un parking libre en kilómetros a la redonda y centenares ed vehículos buscaban un sitio como nosotros. Gran cagada. Finalmente intentamos aparcar en una gasolinera, haciendo un poco el paripé, pero el encargado nos dijo que nanai: "Si quereis aparcar, pero se os va a llevar el coche la grua... y son 200 € y varias horas de espera...". "¿Sólo 200 €?", preguntó María mientras nos íbamos. ero eso fue suficiente para que el encargado se percatase de su acento español y, dado que el era asturiano, nos dejase aparcar en su sitio. Todavía no me creo la suerte que tuvimos...

Ese día B. B. King cumplía 81 años y el concierto fue memorable. Qué más decir... Para compensar, por tanta agitación sabadera, el domingo nos quedamos en casa descansando y vagueando, que se nos da muy bien. Pero eso si, casi sin muebles ni preocupaciones.

miércoles, 13 de septiembre de 2006

¡LIBRES!

Hoy María presentó por fin su tesina y recibió las notas de sus últimos exámenes... ¡y todo fue bien! Mi novia es oficialmente una "masterizada". Se acabaron las noches en vela y los nervios pre-examen. Pese a lo nerviosa que estaba por la presentación, lo hizo genial e incluso su promotor (que es el director del Master) le ha escrito un e-mail felicitándola.

Para celebrarlo hemos ido a cenar con Anna, Tina, Rebeca y Bri a un restaurante muy chulo que conocimos el otro día y María ha invitado a la cena. El sitio es increible: buena comida, música animada de fondo, camareras bailando y todas las sillas desparejadas. Aunque lo que más me gusta es que las tarjetas de visita están impresas en el reverso de retratos antiguos.

Pero güeno, eso ahora es lo de menos porque ¡somos libres!

lunes, 11 de septiembre de 2006

Ruidos, olores y visitas

Ayer pasó por delante de nuestra casa un coche de bomberos con la sirena atronando a un volumen krakatoano. Al mirar por la ventana comprobamos que la calle estaba vacia. Ni un coche, ni un peatón, ni siquiera un animal pasaba por allí. Eso si, las ventanas estaban llenas de vecinos que se preguntaban a que venía semejante escandalera. Como el camión paró a un par de manzanas y seguían llegando bomberos por otras arterias cercanas, la curiosidad me pudo y bajé a ver que pasaba, aprovechando que tenía que pasar por la tienda para comprar tabaco.

Mientras llegaba pude ver como un camión de bomberos tenía extendida su escalera y me uní a los curiosos con ganas de ver un buen rescate e incluso algunas llamas. Pero cuando estuve a una distancia decente vi que allí no había nada que ver. Estaban bajando la escalera, sin ningún rescatado a bordo, y nadie parecía saber que había pasado. En el aire flotaba un agradable olor a barbacoa en vez del esperado humo de madera y hormigón.

Decepcionado, volví a casa y al subir por las escaleras comprobé que allí no olía tan bien. Hace 11 días se mudaron al piso de abajo unos árabes (argelinos, diría yo, pero no he preguntado) que tienen la costumbre de dejar sus zapatos en la entrada. María y yo estamos convencidos de que nuestra casa no termina de cuajar por este hecho ya que el olor te da ganas de salir huyendo. Los inquilinos anteriores eran unos filipinos de cuya morada emanaba un agradable olor a salsa de cacahuetes que nos acompañaba hasta nuestra puerta en el trecer piso. ¡Eso si que era un buen recibimiento!

En lo que va de mes, hemos recibido bastantes visitas de posibles inquilinos. Casi todos los continentes han sido representados. Sobre todo han venido italianas (siempre chicas), pero también han pasado por nuestro piso un congoleño, una familia de alemanes, una oriental (vietnamita, creo), dos madres y dos hijas (como decía el acertijo) argelinas, un peruano/polaco con su novia europea indefinida, algunos belgas y una serie de Erasmus de países desconocido. Hubo una pareja de belgas que querían quedarse y les dimos el número de Mohammed, el casero, congratulándonos de lo fácil que había sido deshacernos del piso (eran los segundos que lo visitaban). Desgraciadamente a Moja no le gustaron. A ver si hay suerte esta semana...

sábado, 9 de septiembre de 2006

Ya casi lo tenemos todo cerrado

Hace ya unos días que no escribo y han pasado muuuchas cosas. María volvió a pedir el traslado y no se lo dieron por lo que al día siguiente llamó a su jefe para decirle que se iba de la empresa. Ya lo había pedido antes de verano y le dijeron que quizás se lo daban en febrero pero está vez se retrasó hasta "el verano que viene", sea lo que sea eso. Así que no había opción. Como no encontraba a su jefe de departamento se lo dijo a su jefa y al cabo de un rato la llamaron y le dijeron que le daban el traslado para octubre. No hay nada como un ultimátum.

Además ya entregó la tesis e hizo los exámenes que le faltaban. Sólo queda que haga la defensa de su tesina este martes y ça será fini.

Por otro lado, el monstruito axilar de María está ya prácticamente extinguido. Sólo queda por cerrar un punto de 1 milímetro de diámetro o menos.

En cuanto al tema de la casa, ya hemos puesto un cartelito anunciando que estará libre el 1º de Octubre e incluso he hecho una web con todos sus datos, fotos y planos. La podeis ver en http://ixellesalouer.blogspot.com. Tengo pensado hacer otra página con fotos de los muebles que vamos a vender. Aunque nos hemos apuntado a una brocante que habrá el día 16 al lado de casa y esperamos vender casi todo. Para quien no lo sepa, una brocante es un mercadillo popular de segunda mano.

Y bueno, más o menos eso es todo. Ya iré contando más cosas según pasen.

sábado, 2 de septiembre de 2006

¿Quién me quiere?

Hoy he recibido tres llamadas de teléfono muy raras. Desafortunadamente no he podido coger ninguna porque había salido a comer fuera con María. Yo juraría que me había llevado el movail pero, si lo hice, no oí las llamadas.

Al principio he pensado que me habían llamado de España porque al ver que había un más delante del número he pensado automáticamente, sin mirar el código, que me habían llamado de la madre patria. Pero luego he caido en que código era +31. María y yo hemos pensado que quizás era el de Grecia ya que su amiga Anna vive allí. Pero luego he averiguado vía Wikipedia que el código corresponde a Holanda.

No tengo ni idea de quien me puede haber llamado (tres veces desde dos números diferentes además). ¿Quizás algún coffee shop?

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Preguntad a Google, que seguro que ya está todo por ahí...