Para los amantes de los datos inutiles

jueves, 7 de julio de 2005

1 MES EN BÉLGICA

Tras un mes aquí puedo decir varias cosas:

1) Bruselas no es tan gris cómo la pintan: todo el mundo que conocía que había venido aquí me la ponía a caer de un burro (y cuanto más viajeros eran, peor). No estoy de acuerdo y creo saber la razón. Si vienes a Bruselas y te llueve (lo común) todo puede parecer gris y deprimente. Pero luego tiene cosas muy buenas, como la cerveza, esa colosal bebida que han mejorado y ampliado los belgas para sustituir al buen tiempo.

2) Aquí puedes pedir que te pongan cada birra en un vaso especial y no parecer pedante: es lo normal, la Duvel en vaso de Duvel, la Bels en vaso de Bels, la Chimay en vaso de Chimay... Que ya está bien, hombre ya! En España en algunos sitios ponen la birra en el mismo vaso que el café y eso, quieras o no, deja sabor raro. Además, cada birra debe beberse en un vaso especial que realce y aumente su sabor, aroma y patatín patatán. El otro día, un amigo belga de María exigió sin ruborizarse que le cambiasen el vaso ya que se había pedido una Duvel y se la habían puesto en un vaso de Blanche. Intolerable.

3) El teclado AZERTY también tiene cosas buenas (pero pocas): tras un mes de pasarlas putas, ya escribo a una velocidad más o menos aceptable. Incluso pongo los acentos sin bajar el ritmo (y eso que para ponerlos no basta con darle a una tecla sino que hay que presionar a la vez el ALT GR). Miedo me da volver a usar un teclado civilizado. Por cierto, que eso bueno a lo que me refería es que tiene una tecla especial para la é (con acento, se entiende), otra para los paréntesis y otra para el signo de cerrar admiración (eso si, esas tecla son las que normalmente son el 3, 5 y 8, lo cual es una cabronada).

4) Los belgas uniformados (véase policías y revisores de autobús) son cabronazos y unos malfollados (y me quedo corto): en un mes ya he tenido dos altercados con la ley (bueno, uno con el STIB, que es la EMT bruseluá). El primero fue en un bus. Yo le había comprado un billete al conductor al entrar y en la siguiente parada entró un grupo de 6 u 8 gansters a los que aquí llaman réviseurs. Yo le presenté mi ticket con una sonrisa en los labios y el tipo se me puso chulo y me pidió el pasaporte. Resulta que aquí no basta con comprar el ticket sino que además hay que pasarlo por la maquinita, aunque lo hayas comprado en el bus. Tras protestar y cagarme en sus muertos (por lo bajini) conseguí que no me multasen. Días después encontré un cartel que avisaba de todo esto, pero sólo en francés y flamenco. "Lógico", pensareis, "en Madrid sólo está en castellano". Ya pero esto no es Madrid sino la capital de Europa, o eso dicen, y hay miiiiiiiles de extranjeros. Ponerlo, por lo menos, en inglés no estaría de más. El segundo altercado fue con polis de verdad que nos tomaron los datos por cruzar la calle con el semáforo en rojo (el de peatones, se entiende). Éramos un grupo como de 10 personas que íbamos al Couleur Café (estábamos a 100 metros de la entrada) y no venían coches pero casi consiguen que nos pillen al llamarnos la atención. Nosotros fuimos los más pringaos porque encima María no tenía el DNI encima y casi nos llevan al cuartelillo. Al final no nos ha llegado la multa, pero todavía es pronto. Yo no la pago como me llamo Nicolás. Qué vengan a buscarme a Madrid!

5) María es un amor
Como quiero a esta niña

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