6 de abril de 2006. 6:10 AM "¿Qué hora es? ¡¡NO!! ¡María, despierta, nos hemos sobado!" Así comenzaron nuestras vacaciones, que casi no son tales. Mi móvil no sonó (¿o si?) y se quedó bloqueado. Ni María no yo oimos al taxista llamando al telefonillo a las 5:30. La prividencia quiso que yo me despertase a la hora arriba mentada. El avión salía a las 7:05. Yo comencé a pedir otro taxi pero María me tuvo que quitar el móvil de las manos porque con los nervios no sabía ni hablar. Por suerte, el segundo taxista llegó volando y entendió nuestra situación, por lo que salimos pitando. Pillamos en rojo todos los semáforos hasta salir a la autopista. Se me salía el c♥razón por la boca y ya tenía pocas esperanzas de pasar la noche siguiente en Marruec☆s. Pero el taxista iba a 140km/h, como un campeón, esquivando a todos los lerdos de la "autoroute" y a las 6:30 estábamos facturando. Nos tocó el empleado más inútil de Alitalia y por un momento nos intentó converncer de que uno de los dos se tendría que quedar en tierra. Pero se hizo justicia y a las 6:50 estábamos embarcando. Fue un momento glorioso.
Hicimos escala en Milán, en cuyo aeropuerto no hay zona de fumadores (no se puede fumar ni en las pistas) y a las 10:20 cogimos otro vuelo hacia Casablanca. Nos sorprendió enormemente que Alitalia sigue sirviendo comida y bebida gratis. E incluso hasta un chocolatito a cada pasajero antes de llegar al destino. A mi me sirvieron un menú especial hindú (que había pedido al comprar el billete por Internet) y eso me permitió no tener que dejarme un plato de mortadela rellena (o algo similarmente asqueroso) (que sea gratis no significa que sea buena, ya conocemos todos las comidas de los aviones).
Llegamos a Casa cinco horas después (pero allí eran las 12 solo). Ni nos planteamos ver la ciudad y nos cogimos un tren a Fez. María alucinaba con lo verde que era todo (como a mi me pasó la primera vez que estuve, hace dos años). El viaje fue muy largo y llegamos a Fez ya de noche. Coger un taxi a la salida de la estación fue una odisea ya que los autóctonos eran más aguilillas que nosotros y estábamos un poco despistados. Al final decidimos alejarnos un poco del mogollón y encontramos transporte.
Yo tenía el cuaderno/diario que escribí, junto con Niko, Mairea y Lilas, en mi primera visita a Marruecos. Al entrar en el taxi lo saqué y busqué la dirección del hotel donde nos habíamos alojado en Fez. Pensión Dalila. El taxista la conocía y nos llevó dando un poco de rodeo. Pero de buen rollo ya que nos iba enseñando unas vista preciosas de la ciudad y nos explicaba que era todo. Y en total nos costó 24'50 Dh (=2'45€) así que encantados.
En la Pensión Dalila tenían cuartos libres y me dijeron el mismo precio que había pagado dos años antes (¡bendita libreta!). En aquella ocasión nos tocó regatear como auténticos bereberes para conseguir ese precio así que esta vez lo aceptamos sin pensarlo. Nuestra habitación tenía una cama enorme, una estantería, dos mesillas y un mega balcón particular. Además teníamos un baño propio (pero separado del cuarto) con ducha y agua caliente y todo.
Esa noche no nos atrevimos a meternos por la medina y cenamos en el restaurante del hotel. Al día siguiente Fez sería nuestro.
Mñn más.
2 comentarios:
Que sustito, no? Con un comienzo como ese sólo cabe esperar un viaje por todo lo alto. Espero impaciente el resto del diario. Un beso!
Qué tiempos aquéllos!!!
Viva Morocco!!!
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