Para los amantes de los datos inutiles

martes, 4 de octubre de 2005

Ya nunca escribo (que malo es trabajar)

Ya llevamos más de un mes en nuestra nueva casita y aun no tenemos internet. Es cierto que yo puedo conectarme en el curro pero la verdad es que no tengo ni un momento para ver el e-mail, menos aun para escribir algo en la blog. Hoy tengo fiesta porque también hace un mes que estoy trabajando y este fin de semana fue el cierre de la revista y estuve sin salir de la oficina desde el jueves pasado. El domingo, que fue el peor día: llegué a casa a la 1 de la mañana (y eso que había llegado allí a las 10). Pero bueno, hoy tengo fiesta.

Eso no significa que esté desocupado. Esta mañana ha venido un pintor a arreglar el techo del baño, que estaba desconchado. Lo paga el casero, claro. También he quedado con Moja (el casero) para pagarle la fianza y he aprovechado para preguntarle algunas cosas que no nos habían quedado muy claras del contrato, como si teníamos que pagar el agua (lo cual sería una catástrofe debido a la cantidad de baños y duchas que nos damos) (si, señor, estoy siempre bien limpito). Por suerte en su día nos habíamos enterado bien y eso va de su cuenta. Lo que si que tenemos que pagar es la electricidad y para ello debo ir a Sibelga, que es la compañía de la luz, para que cambien el nombre del contrato. La verdad es que, entre pitos y flautas, este mes no hemos tenido tiempo de hacer ná de ná. Yo estaba convencido de que cualquier día nos cortarían la electricidad. Eso no nos impediría ver porque tenemos una farola al lado de la ventana del salón y aun no hemos conseguido cortinas, pero sería un gran handicap para nuestros momentos de entretenimiento y esparcimiento, sin mencionar que no funcionaría mi nueva lámpara de lava. Pero bueno, parece que el anterior inquilino se olvidó de cancelar su contrato de la luz y eso nos ha dado algo de tiempo. Además ya me he enterado, gracias al Moja, de donde tengo que ir.

Por lo demás, mi día de vacaciones lo he ocupado en limpiar la tonelada de platos, vasos y, sobre todo, sucios cubiertos que poblaban el fregadero y en aspirar toda la casa ya que los pelos volvían a crear una alfombrilla por toda la casa. Ahora espero a María, que acaba de salir del curro y va a pasar por el super para comprar algo para comer. Ya va siendo hora de hacer otra compra. Todavía tenemos víveres básicos (cerveza, nocilla, leche, café solubre, colacao y algunas otras cosillas de esas que se cocinan) pero nos faltan ingredientes para una comida en condiciones.

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