Este viernes hablamos con Mohammed, nuestro amado casero, sobre la posibilidad de que no encontrásemos a nadie para la casa antes de irnos. Nos dijo que en principio su padre (ya que el piso no es de Moja, sino de su papi, Monsieur Rekiek) se quedaría la mitad de la fianza, 600 €, pero que él iba a intentar que nos perdonara 300 €. De todas formas nos avisó de que esa misma tarde pasaría un posible locataire que contaba con su aprobación, no como los que le enviamos nosotros, que estaban en el paro. El susodicho, un marsellés, tenía que llegar a las 5 de la tarde para ver el apartamento pero llamó al telefonillo a las 3 y media, pillándome con la casa hecha un cristo. Por suerte pareció no importarle mucho, ya que al cabo de un par de horas volvió a hacer un par de fotos más (el chico era muy organizado).
Esa noche quedamos con Lieven, que estaba de visita en Bruselas, con su novia canadiense Catleen y su amiga Robin. Hablando con las canadienses resultó que conocían a un amigo mio, Gonzalo Manera, ya que habían ido con él y su ex-novia en un road trip a Suecia. ¡Qué pequeño es el mundo!
Mientras cenábamos en La Fin du Siècle nos llamó el Moja y nos comunicó que finalmente el francés se quedaba con la casa y que al día siguiente iban a firmar el contrato. Contentos y más tranquilos, seguimos la noche en otro bar. No fue una noche muy larga ya que al día siguiente teníamos planeado participar en una brocante que se celebraba en nuestra misma calle.
Pese a irnos a la cama relativamente pronto y los infructuosos intentos de madrugar, nos terminó despertando Jose Miguel, al que habíamos pedido que nos ayudase en el mercadeo (más bien en el transporte de muebles). A eso de las 11 ya estábamos instalados en nuestro lugar del mercadillo, viendo pasar a compradores en potencia. La mayoría de los puestos vendían chorraditas y había algunos que eran vendedores profesionales, que tenían de toooodoooo. Mucho me costó no irme del puesto y pasarme al bando de los clientes.
Había hecho una lista de todo lo vendible que teníamos y habíamos asignados precios a todos los artículos. Quizás eran precios un poco optimistas, pero ya se sabe que estos mercadillos son carne de regateo. A lo largo del día vendimos prácticamente todo, incluyendo un aspirador sin la cosa que remata el tubo, nuestra amada silla esquinera (snif, snif) y un libro que me había encontrado. La venta estrella del día fue nuestra querida mesa de centro, que yo me había encontrado meses antes en la misma calle donde se celebraba la brocante. Su precio de salida era de 20 iurops, pero cuando un belga me preguntó por su precio tuve la genial idea de responderle ese que tantas veces oí y tantas veces me desesperó: ¿Cuánto ofreces? Y el tío me ofreció 25 €. Todo beneficio. ¡Viva y bravo!
A eso de las 6:30 dimos por finalizada la venta y metimos nuestras mermadas pertenencias en el coche. Esta vez sólo nos hizo falta hacer un viaje. Sin vender quedaron nuestro sofá individual, cuatro sillas de madera, dos lamparitas de mesilla, una pantalla del ordenador, un perchero de metal para colgar, dos mantitas de forro polar y una alfombra roja de Ikea. [Para intentar vender todo eso y algunas cosas más que no llevamos al mercadillo, he montado otra blog y he puesto un anuncio en xpats.com y me congratula comunicaros que nuestras sobras se venden como churros].
Y para ir terminando, que me enrollo más que las persianas, os comentaré de pasada que, tras la brocante, Jose Miguel, María y yo fuimos a ver a B. B. King. Cuando llegamos a las inmediaciones de le Forest National, donde se celebraba el concierto, no había un parking libre en kilómetros a la redonda y centenares ed vehículos buscaban un sitio como nosotros. Gran cagada. Finalmente intentamos aparcar en una gasolinera, haciendo un poco el paripé, pero el encargado nos dijo que nanai: "Si quereis aparcar, pero se os va a llevar el coche la grua... y son 200 € y varias horas de espera...". "¿Sólo 200 €?", preguntó María mientras nos íbamos. ero eso fue suficiente para que el encargado se percatase de su acento español y, dado que el era asturiano, nos dejase aparcar en su sitio. Todavía no me creo la suerte que tuvimos...
Ese día B. B. King cumplía 81 años y el concierto fue memorable. Qué más decir... Para compensar, por tanta agitación sabadera, el domingo nos quedamos en casa descansando y vagueando, que se nos da muy bien. Pero eso si, casi sin muebles ni preocupaciones.
Para los amantes de los datos inutiles
domingo, 17 de septiembre de 2006
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9 comentarios:
Gran foto, si senor. Papa y yo nos morimos de risa. Os echamos de menos
just to say hello
me encanta el niño deñ carrito. Es super mono! Por cierto, cuantos blogs tienes ya'?
jajaja, me encantaría hacer esasa cosas aki, me liibraria de la mitad de mi casa...besos
Oye, ahora que vas a tener tiempo libre frente a la pantalla del ordenador... podrías retomar el blog no? O hacer otro igual...
Bueno, a ver si nos das una alegría
besines
pues no estaría mal...
jejeje, ustedes que vienen, yo que voy. He estado buscando pisos en Ixelles justamente y di con tu Blog. Hace poco casi caigo en una estafa un tanto complicado con relación a un piso que me gustó en Bruselas.
Las historias que he leído me han recordado mucho a las mías y a las de Antonio.
Mientras sale lo de Bruselas me dedico a dar asesorías en Marketing, Publicidad y Comunicación.
Cualquier consejo y referencia que puedan darme será siempre bien recibido.
Gracias de antemano,
Melissa
melissajarquin@hotmail.com
que abandonado esta esto tio con lo grande que fue!
yo estoy pensando en crear un par de blogs nuevos, te apuntas a hacer uno entre los dos? podiamos hacer algo curioso creando una cuenta comun jejeje
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